Agosto 5, 2024. Hábitos saludables
Una sociedad inclusiva que cuide a todos sus miembros y garantice sus derechos y libertades es vital para llevar una vida plena y gratificante.
Cada 2 de abril se recuerda el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una fecha instaurada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para aumentar la conciencia pública sobre ese trastorno y para alentar a todos los Estados miembros a que adopten medidas para concienciar a toda la sociedad, incluso a nivel familiar, sobre la situación de los niños con autismo.
Y una de las mayores recomendaciones que dan especialistas en la materia es poder “culturizar una sociedad que tiene la responsabilidad de poder incluir a todos. Es poder tener una mirada diferente a lo que puede sonar distinto. Es cambiar la estructura mental de un término, en este caso autismo”, de que no estamos hablando de una discapacidad, “hablamos de una condición diferente de vida y poder entender desde esa nueva línea, nuevo saber o conocimientos, de qué manera podemos ayudarlos”, explica Verónica Morejón de Molina, consejera familiar y terapista de niños con problemas de comunicación y sociabilidad en la primera infancia.
Por una inclusión real
La inclusión de personas o de niños con autismo realmente tiene que ver con no aislarlos, resalta Morejón. Para ella es fundamental que la sociedad, como docentes y parientes, busquen ampliar su saber o conocimiento sobre el tema.
Otro aporte es el desterrar mitos. Hay que comprender que mientras más pronto se busca una asistencia terapéutica se podrán dar más rápido posibles soluciones a una situación. “En la medida en que pasa el tiempo, los meses, los años, los niños (con autismo) se aíslan de una manera mucho más consciente y eso dificulta muchísimo luego la terapéutica”, dice.
Por eso recomienda, al igual que otros especialistas, las evaluaciones incluso desde los primeros meses de vida, donde se puedan determinar signos de alarma, donde un profesional pueda establecer nuevos parámetros y dar recomendaciones frente una situación que lo demande. “Mientras más temprano ingresa un niño a un proceso terapéutico frente a una problemática o una situación que esté llamando la atención, va a ser mucho más rápido que podamos encontrar respuestas positivas a lo que se busca”, asegura.
Hay que tener una hoja de ruta
“Los rasgos autistas en la actualidad pueden verse desde los seis meses de vida en adelante, no se debe esperar hasta los 5 años o más para diagnosticar, ya que el diagnóstico no es para etiquetar, sino para tener una hoja de ruta, seguir el camino adecuado y poder dar la intervención oportuna. Si alguna familia tiene dudas debe acudir a una evaluación para empezar el tratamiento lo antes posible.
Es importante que el niño con la condición sea escolarizado en un ambiente regular y si necesita un apoyo se ponga una maestra integradora que lo acompañe en las horas escolares… Se deben analizar las estrategias a implementar en la escuela, la sensibilización a los involucrados, ya que muchas veces las personas no saben cómo llevar a un compañero o alumno con autismo; las adaptaciones curriculares adecuadas y planificaciones para el juego de patio, que puede llegar a ser un momento de mucho estrés y confusión para los niños con autismo, debido a la falta de reglas y juego libre.
Los padres deben buscar las terapias adecuadas (terapias de comunicación y socialización)… Hay otra intervención importante que se llama acompañamiento lúdico, que se da en contextos naturales y sociales (parques, jardines, centros comerciales, lugares públicos).
La práctica centrada en la familia es importantísima ya que guía, acompaña y apoya a lo largo de todo el camino, unificando lo que los niños deben lograr, con las necesidades de cada familia.
Es importante el amor, la paciencia y la comprensión, así como la disciplina de la familia en las directrices y lineamientos que da el profesional en psicología”.
María José Jáuregui, Psicóloga clínica Máster en autismo e intervención psicoeducativa.